NO HAY ESOTERISMO VERDADERO EN ERKS

En el centro de Argentina, junto al imponente cerro Uritorco, la leyenda de la ciudad intraterrena de Erks ha florecido como un misterio fascinante. Los relatos que envuelven a esta supuesta urbe de luz evocan a seres de alta espiritualidad, entidades que, según sus defensores, buscan guiar a la humanidad hacia su evolución superior. Sin embargo, una exploración más profunda de las antiguas tradiciones esotéricas revela una interpretación radicalmente opuesta, una advertencia seria sobre las verdaderas intenciones de estas entidades.

La literatura esotérica, desde los grimorios medievales hasta los tratados teosóficos del siglo XIX, ofrece abundante evidencia de la existencia de entidades que operan en planos intermedios de realidad, conocidas como seres del bajo astral. Estas entidades suelen ser descritas como engañosas: seres cuya naturaleza es mentir y manipular, presentándose bajo disfraces que inspiran confianza o reverencia. Es en este contexto que podría interpretarse la leyenda de Erks: una elaborada puesta en escena de entidades que, lejos de ser benevolentes, buscan parasitar la energía espiritual y mental de los humanos.

Primero, el simbolismo de la ciudad intraterrena merece una mirada crítica. Las tradiciones ocultistas han asociado las profundidades de la tierra con los dominios de entidades oscuras. Por ejemplo, en la cábala hermética, las regiones inferiores del árbol de la vida, conocidas como “Qliphoth”, representan las cáscaras vacías, el residuo de la creación divina, donde habitan fuerzas destructivas y caóticas. Del mismo modo, la idea de una ciudad bajo el cerro Uritorco podría no ser más que una representación contemporánea de estos reinos “qliphóticos”, donde seres que aparentan ser “de luz” en realidad camuflan su verdadera naturaleza de parásitos interdimensionales.

En segundo lugar, los testimonios sobre encuentros con estos supuestos seres de Erks también son dignos de análisis. Muchas personas han reportado sensaciones de éxtasis, pero también de agotamiento extremo tras interactuar con estas entidades o meditar en sus “portales energéticos”. Este patrón es característico de los encuentros con entes del bajo astral, quienes utilizan la fascinación y el encanto como herramientas para establecer un vínculo que les permita drenar la vitalidad de sus víctimas. En este sentido, la promesa de iluminación y guía espiritual se convierte en una trampa cuidadosamente elaborada.

La literatura también está repleta de advertencias sobre la soberbia espiritual, una actitud que puede abrir las puertas a tales engaños. Helena Blavatsky, fundadora de la Sociedad Teosófica, subrayó los peligros de confundir las luces falsas del astral con la verdadera luz espiritual. En este sentido, los “seres de luz” de Erks pueden ser interpretados como maestros del disfraz, usando la necesidad humana de trascendencia como herramienta para establecer un control sutil.

Por último, el concepto de libre albedrío también se ve comprometido en la relación con estas entidades. En la narrativa de Erks, los seres intraterrenos aparecen como guías que ofrecen soluciones y respuestas a los problemas humanos. Sin embargo, esto también puede ser visto como una forma de dependencia espiritual: al aceptar estas “ayudas”, los individuos están entregando, consciente o inconscientemente, parte de su voluntad, debilitando así su capacidad de discernimiento y evolución autónoma en nombre de un supuesto “amor cósmico”.

En conclusión, mientras que la visión popular de Erks presenta una narrativa optimista y esperanzadora, las enseñanzas esotéricas tradicionales sugieren cautela. Las entidades que supuestamente habitan esta ciudad intraterrena no son lo que aparentan. A la luz de estas consideraciones, se impone una reflexión crítica sobre los mitos contemporáneos y una renovada vigilancia espiritual ante aquello que brilla demasiado en la penumbra de lo desconocido…

Porque no hay esoterismo verdadero en Erks.

Comentarios

Entradas populares de este blog