ENGAÑO Y VAMPIRISMO EN ERKS

En las profundidades de la tierra, cerca del cerro Uritorco en la Córdoba argentina, se esconde la ciudad intraterrena de Erks, un lugar de misterio y especulación. Aunque algunos creen que esta ciudad está habitada por seres de luz de alta espiritualidad y buenas intenciones, dispuestos a ayudar a la evolución del ser humano, existen argumentos sólidos que sugieren lo contrario.

Siglos de literatura esotérica y tradiciones ocultas nos hablan de la existencia de entes del bajo astral, criaturas demoníacas que se disfrazan de seres angelicales para engañar a los incautos. Estos auténticos “tricksters” arquetipales tienen como objetivo principal robar la energía espiritual y mental de aquellos que se dejan seducir por sus apariencias engañosas.

En la tradición ocultista, se describe a estos seres como “vampiros espirituales” que se alimentan de la energía vital de sus víctimas. Su método de operación es sutil y persuasivo, utilizando técnicas de manipulación psicológica y emocional para ganarse la confianza de sus víctimas por medio de seres humanos que ofician de “generosos intermediarios”.

Una vez que han establecido una conexión con su víctima, comienzan a drenar su energía espiritual y mental, dejándola en un estado de debilidad y vulnerabilidad que la propia víctima, eufórica por el “contacto”, inicialmente no nota. Esto les permite controlar y manipular a su víctima, utilizando su energía para alimentar sus propios propósitos malignos.

La ciudad intraterrena de Erks, por lo tanto, no es un lugar de luz y espiritualidad, sino más bien un reino de oscuridad y engaño. Los seres que la habitan no son ángeles o guías espirituales, sino más bien demonios y entes malignos que buscan explotar y manipular a los seres humanos para sus propios fines.

En conclusión, es importante ser cauteloso y no dejarse seducir por las apariencias engañosas de la ciudad intraterrena de Erks. En lugar de buscar la guía y la iluminación en este lugar, es mejor buscar la verdad y la sabiduría en las tradiciones milenarias nos enseñan a reconocer y a evitar a estos seres malignos.

El engaño de Erks reside, precisamente, en su malvado vampirismo espiritual.

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